El tamaño de una empresa no es solo una cuestión administrativa. La clasificación de «microempresa», «pyme» o «mediana empresa» va mucho más allá de una simple etiqueta. Definir el tamaño de una empresa tiene un impacto directo en sus obligaciones fiscales, acceso a subvenciones y, en muchos casos, su capacidad de crecer y competir en un mercado cada vez más dinámico. Pero ¿qué pasa cuando los límites de clasificación cambian? Este es precisamente el enfoque de la reciente reforma que ha modificado los criterios para considerar a las empresas como micro, pequeñas o medianas.

La inflación exige actualizar los umbrales

Durante la última década, la inflación ha alterado considerablemente la economía, haciendo que los umbrales de clasificación se quedaran obsoletos en su relación con la realidad económica de las empresas. Según Eurostat, la oficina de estadística de la Comisión Europea, entre 2013 y 2023, la inflación acumulada alcanzó el 24,3 % en la zona del euro y el 27,2 % en toda la Unión Europea. Por ello, en octubre de 2023, la Directiva Delegada (UE) 2023/2775 fijó nuevos límites para adecuar la clasificación de las empresas a la inflación, permitiendo que las pymes puedan adaptarse a un contexto económico más realista.

Este ajuste era necesario, ya que los límites anteriores no reflejaban adecuadamente la evolución económica experimentada durante la última década. En este sentido, el cambio no solo responde a una cuestión técnica, sino también a un reconocimiento de la resiliencia y el crecimiento de las empresas en tiempos de incertidumbre.

Nuevos límites que redefinen lo que significa ser pyme

A raíz de esta reforma, los límites que definen el tamaño de una empresa se incrementan para adaptarse a la evolución de los precios y al crecimiento de las pymes. Estos cambios afectan al volumen del activo y al importe neto de la cifra de negocios (INCN):

Tipo de empresa Cifras anteriores Cifras actualizadas
Micro    
Activo No supere los 350.000 Є No supere los 450.000 Є
INCN No supere los 700.000 Є No supere los 900.000 Є
Pequeña    
Activo No supere los 4M Є No supere los 5M Є
INCN No supere los 8M Є No supere los 10M Є
Mediana y grande    
Activo No supere los 20M Є No supere los 25M Є
INCN No supere los 40M Є No supere los 50M Є

Estos nuevos límites comenzarán a aplicarse al primer ejercicio económico que se cierre tras su publicación oficial en el BOE.

 

Una vez se trasponga esta Directiva europea, se considerarán microempresas aquellas cuyo balance no supere los 450.000 euros y cuyo volumen de negocio se sitúe por debajo de los 900.000 euros, lo que supone un ajuste al alza del 28,6% respecto a los límites anteriores. En cuanto a las empresas pequeñas, cabe señalar que los Estados miembros pueden definir umbrales más altos que los previstos inicialmente, sin superar los 7,5 millones de euros en el balance y los 15 millones de euros en el volumen de negocio. Finalmente, para las medianas y grandes empresas, el balance se sitúa a partir de los 25 millones de euros y los 50 millones de euros en el volumen de negocios, con un incremento del 25%.

Cabe destacar que el número de empleados, que también forma parte de los criterios para clasificar el tamaño de las empresas en la normativa europea, no ha sido modificado por esta Directiva y se mantiene en los niveles actuales: menos de 10 empleados para microempresas, menos de 50 para pequeñas y menos de 250 para medianas.

Más que un ajuste

La actualización de los límites no es solo una cuestión administrativa. Estas modificaciones tienen un impacto directo sobre la estructura económica de las empresas, especialmente aquellas que se encuentran justo en el límite entre una categoría y otra. El hecho de que una empresa que antes se consideraba pequeña ahora pase a ser microempresa genera cambios importantes. Uno de los efectos más relevantes es que muchas empresas dejarán de estar obligadas a auditar sus cuentas. Si bien esto no elimina la necesidad de mantener buenas prácticas contables, sí aligera la carga formal, lo cual puede resultar muy beneficioso.

Además, el ajuste a los nuevos límites implica una reducción considerable en las obligaciones contables: las empresas podrán presentar cuentas abreviadas, sin necesidad de incluir una memoria detallada, y se les exigirá un nivel de detalle mucho menor en el balance y en la cuenta de pérdidas y ganancias. Este cambio no solo simplifica la gestión administrativa, sino que también reduce los costes asociados al cumplimiento normativo.

Por otro lado, el cambio de categoría empresarial puede repercutir directamente en la estrategia financiera. Por ejemplo, algunas empresas podrán acceder a subvenciones específicas para micropymes, lo que puede abrir nuevas oportunidades de crecimiento. La modificación de su estatus puede influir también en la forma en que se presentan ante bancos o inversores. En definitiva, un simple cambio de categoría puede redefinir tanto las obligaciones como las posibilidades de una empresa.

¿Es este el futuro de las pymes?

En el fondo, este cambio legislativo refleja una visión más flexible y realista de lo qué significa ser pyme en la actualidad. Los nuevos umbrales no solo modifican el marco legal: reconfiguran las oportunidades y los retos para miles de pequeñas y medianas empresas. Entender en qué categoría se encuadra ahora tu empresa no es un mero trámite, sino el primer paso para redefinir tu estrategia contable, fiscal y financiera.

Las empresas que aprovechen esta transición para reforzar su gestión estarán mejor preparadas para el crecimiento. En este contexto, contar con el acompañamiento adecuado puede marcar la diferencia entre adaptarse o quedarse atrás.

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